Nueva victoria ciudadana: La Esquinita se queda en el barrio

Hoy a las 9:30 estaba previsto el segundo intento de desahucio del bar La Esquinita, y su correspondiente acción de desobediencia convocada por la Asociación Vecinal Los Pinos de San Agustín. Pero lo que iba a ser una ruidosa protesta se ha tornado en todo una fiesta cuando los dueños del local, Maribel y José, han recibido una notificación del juzgado que ordena el archivo definitivo de la causa.

Nueva victoria ciudadana: La Esquinita se queda en el barrio
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Ayer por la tarde, horas antes de de ejecutarse, el tribunal del caso comunicó al procurador de los afectados la suspensión del lanzamiento, noticia que fue recibida en el barrio con suma alegría. José y Maribel se fueron a dormir con la certeza de que iban a mantener su único medio de vida al menos hasta el final del verano, pero sin saber si la paralización del desalojo era temporal o definitiva. A las 9:30 de hoy instalaron mesas a las puertas del bar con cerveza, cava y sidra con el fin de celebrar la suspensión, por segunda vez, de su desahucio, y agradecer a la vecindad la solidaridad recibida en las últimas semanas. Dos horas después la alegría de los congregados se disparaba del todo cuando el abogado comunicó a Maribel y José que el juez había decretado el archivo definitivo del caso. “Esto debe servir para que los vecinos vean que cuando se unen pueden conseguir cualquier cosa, aunque el enemigo sea muy grande, como los Hermanos Santos”, afirmó tras conocer la noticia Mariano Monjas, presidente de la Asociación Vecinal Los Pinos de San Agustín, entidad que se ha volcado con la pareja desde que tuvo conocimiento de su problema.

A tenor del archivo de la causa, el juez ha debido ver claro que, tal y como ellos siempre han manifestado, Maribel y José cancelaron su deuda con los Hermanos Santos en tiempo y forma, pero por algún extraño error informático, el banco donde realizaron el ingreso no tenía constancia de este movimiento. A pesar de conocer las buenas intenciones de la pareja, los propietarios del local, conocidos constructores y rentistas en la zona, se han mostrado en todo momento “muy beligerantes”, cerrando cualquier posibilidad de llegar a una solución dialogada. Ahora, por fin, el juzgado ha dado la razón a estos vecinos de la colonia vallecana de San Agustín y, si nada lo impide, cumplirán su objetivo de jubilarse con el bar y en el barrio en el que trabajan desde hace más de 40 años.

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